ENTREVISTA A PEDRO RUIZ. Paso de mí. ¡Nada más!

   

Pedro Ruiz y B. Shields

ENTREVISTA A PEDRO RUIZ

Paso de mí. ¡Nada más!

Pedro Ruiz, personaje célebre entre personajes. Cuenta con un historial televisivo-creativo que abruma. TV, cine, teatro, autor de infinidad de libros, cantante, compositor. Le gusta jugar a echar pulsos mentales y tajantes.

B. SHIELDS:  Dicen que mis entrevistas son muy profundas, personales y atrevidas, entre otras ocurrencias más arduas e ironías. Tú, personalmente, provocas que quiera hacerte una entrevista, si me lo permites, aún más tête à tête. Y sé que me lo vas a conceder. Lo sé. ¿Dónde te escondes en esta época extraña de ciencia ficción que estamos padeciendo actualmente?

PEDRO RUIZ:           En el silencio, en el cine… Escribiendo, componiendo, observando y quitándome de en medio de los ruedos mediáticos habituales.

B.S.:    ¿Por decisión propia?

P.R.:   Sin duda. Yo todo lo que hago es por decisión propia a menos que madre naturaleza me obligue a hacer otra cosa.

B.S.:    No te gusta definirte ni como humorista, ni periodista a pesar de actuar como tal. Profesionalmente ¿cómo te definirías?

P.R.:   Como uno que se morirá.

B.S.:    Pero eso es una evidencia. ¿Ya está?. ¿Profesionalmente?

P.R.:   Eso es lo único. Es que nadie somos nada, vamos siendo. No hay más. Soy un bichito humano con inquietudes, procuro llevarlas a cabo, no imponerlas a nadie y divertirme con ellas. Es todo. No hay más.

B.S.:    El otro día me dijiste que no te querían, que te habían vetado en muchos medios. ¿Quizá porque no te callas o por ser políticamente incorrecto?

P.R.:   Bueno, cuando se habla de políticamente incorrecto yo siempre sostengo que procuro ser vitalmente correcto, incorrecto y completo, o sea, ser políticamente incorrecto es ser vitalmente incompleto. Y como quiero vivir a mi aire sin molestar a nadie pues nunca me he planteado seriamente lo de podarme para tener más éxito. No me quiero podar, ya me podará la vida. En todo caso, eso que cuentas pues es más fruto de los intereses que de las ideas políticas. Lo digo sin ánimo de enseñar ni de reivindicar nada. No hay ningún capital que pague una verdad que vaya contra él. Consecuentemente, ni este medio de derechas, ni el otro de izquierdas, ni el otro del norte, ni el otro del sur, contratan a nadie salvo que sea para simular que no esté en el núcleo del capital o que haga silencio con él.

B.S.:    ¿Te molesta un medio de derechas?

P.R.:   No, no me molesta nada porque yo no soy ni medio, ni entero, ni nada. Lo único que me interesa de las cosas que hago hablando con alguien es que el que habla conmigo sea educado. Nada más.

B.S.:    Creo que lo estoy siendo.

P.R.:   Es muy temprano para decirlo.

B.S.:    Dices que tratas de no molestar a nadie. En su momento sé que te has querellado con alguna cadena de TV y productora. Tú ganaste. ¿Quizá porque sabías a ciencia cierta que tendrías la razón partiendo de la ventaja de los conocimientos con los que cuentas?. Estudiaste abogacía pero no acabaste la carrera ¿verdad?

P.R.:   No la acabé. Nunca me gustó ser abogado. En definitiva tampoco creo que sea un éxito ganar pleitos. No quiero recordarlos. Pasaron. O sea, ayer es nunca más y mañana aún no ha llegado. No quiero gastar más tiempo en vivir lo que ya viví porque son agujetas retrospectivas y no vale la pena.

B.S.:    Antes de la entrevista me decías que pareciera que me estabas entrevistando. No tengo ningún problema si quisieras formularme alguna pregunta.

P.R.:   ¿Tú crees que si quisiera hacerte alguna pregunta la evitaría?

B.S.:    No. Ya lo has hecho. Por eso sabía que pudiera ser un tête à tête.

P.R.:   ¿Recuerdas aquella frase “donde fueres haz lo que vieres”?. Tú me sugeriste esta entrevista, te dije que sí y estoy en tu momento y en tu mecánica. Si algo no me gustara me marcharía.

B.S.:    Yo sin embargo discrepo con “donde fueras haz lo que vieras”. Puede resultar muy peligroso. ¡Uf!

P.R.:   Yo celebro que discrepes y ya está. Estoy de acuerdo con los que no están de acuerdo conmigo. En eso consiste en ser uno mismo.

B.S.:    Exactamente. Si no, todos seríamos copias vulgares y malas.

P.R.:   Ya está…

B.S.:    Retomo la política. ¿Cómo debiera ser a tu juicio la política actual?

P.R.:   ¿La actual?, ¿la del siglo MMMDXIV (siglo 3514)?, ¿la de 70 años a.C.?. La única cosa que pudiera ser la política que a mí medio convencería se resume en una sola palabra, honesta. Cuando la gente habla de democracia y dice, yo soy demócrata de toda la vida, siempre me río, sin honestidad no hay demócratas. Punto y final de la respuesta.

B.S.:    Previo a la entrevista, comentaba que yo suelo mirarme al espejo. Tú me advertías que hay que mirarse en los retrovisores y te respondí que no los tengo pero que hay que saber mirarse en ellos para ver si vas hacia la derecha o hacia la izquierda.

P.R.:   Lo que dices del retrovisor si quieres te lo matizo. Yo siempre he pensado que el pasado es una buena referencia pero es una mala residencia.

B.S.:    ¿Ves el retrovisor como algo pasado?

P.R.:   Ya te he dicho. Como referencia del pasado está bien, como residencia es muy malo. Decía José Luis de Vilallonga que la nostalgia es un error y yo estoy de acuerdo con él. Nostalgia viene de dos palabras griegas, nóstos (regreso) y álgos (dolor). Entonces, regresar permanentemente al dolor no arregla nada. Hay que ser siempre mister next.

B.S.:    ¿Me permites que te diga lo que he percibido siempre de ti?

P.R.:   ¿Cómo no te lo voy a permitir si vas a decirlo?

B.S.:    Podrías negarte y yo publicar que no aceptabas responderme y pasaríamos a la siguiente pregunta. Lo que he percibido siempre, hasta de manera cariñosa y que me ha llamado mucho la atención, es, que creo eres un melancólico innato y permanente.

P.R.:   ¡Me gusta!. ¡La melancolía me gusta!. ¡Es bonita!. Es una mezcla de placer y de tristeza. Por un lado te acaricia y por otro te ahonda. No está mal la melancolía. Siempre y cuando no sea una constancia claro.

B.S.:    ¿Llevas bien como pareja a la melancolía?

P.R.:   Habría que preguntarle a ella si se siente bien conmigo. No lo sé. Tampoco es una vocación. Soy una persona que desde muy pequeñito me puse a pensar cosas, que me ha gustado siempre plantearme no lo que veo sino lo que no veo de lo que veo y entonces he sacado mis conclusiones. No tengo certezas ni tengo teoremas básicos para definir ninguna cosa pero tengo mi modo de orientarme y a mí me vale. No hay más.

B.S.:    ¡Qué curioso!. Con esa carencia de teoremas básicos que dices que no tienes, ¿me podrías describir, por ejemplo, qué es LGTBIQ+?

P.R.:   Pues es otra forma de sentir la sexualidad que se ha etiquetado, desetiquetado, prohibido, combatido y no sé cuántos, y en el fondo es que una vida da tiempo para poco, porque si viviéramos 500 años todos seríamos todo y entonces esta conversación no existiría. Lamentablemente mientras deja de existir pues pasan cosas que enfrentan, que apocan a según qué gentes, las maltratan, etc., etc. Pero no solamente en el tema de la sexualidad, si a mí me preguntaran, ¿quieres ser el mejor violinista del mundo?, yo respondería,  ¡30 o 40 pueden ser pero 500 no!. Como no vivimos 1000 años pues no sabemos lo que seríamos capaces de ser porque ya te dije el otro día que Chaplin afirmaba que la vida corta que tenemos solo da tiempo para ser amateur. Hacemos tempestades de vasos de agua porque no tenemos tiempo de aprender lo suficiente como para ser sabios y comprensivos.

B.S.:    ¿Crees en la Reencarnación?

P.R.:   No. No creo en ella…, pero tampoco dejo de creer. Yo soy agnóstico, no soy ateo. No sé lo que viene pero sí sé que por lo menos tenemos intención o intuición. Si naciéramos muchas veces seguramente repetiríamos muchos de los errores que cometemos aquí de otra manera. Por cansancio. Ni siquiera evolucionaríamos por el deseo de evolucionar sino porque nos habremos cansado de ser el mejor violinista, o de ser heterosexual o ser bisexual o de ser sabio o de ser banquero… Nos cansaríamos de todo porque el tiempo lo erosiona todo.

B.S.:    ¿Se puede ser agnóstico y de derechas?. Por ejemplo.

P.R.:   ¿Por qué no?. No sé. Es que no conozco a todos los de derechas ni a todos los agnósticos. No lo sé. Yo soy agnóstico y no soy de nada. También soy agnóstico de la política, no creo en ellos. Individualmente sí. Los hay buenos porque negarlos no se puede negar, pero siempre he pensado que los políticos son, dicho de un modo muy metafórico muy poco intelectual, son los pastores que los ricos tienen para manejar el rebaño y a los que tienen la vocación de, que nunca entiendo muy bien la vocación que tiene alguien para arreglar mi vida si yo no se lo he pedido, ¡y se ofrece!... Bueno, pues si los hay buenos, ¡bienvenidos sean!. Lo demás se convierte en una escaramuza de imprecaciones y polémicas en busca de tener un poco más de poder para finalmente administrar lo que se busca, que son los impuestos. ¡Nada más!.

Pedro Ruiz

B.S.:    Hablando de rebaños, ¿crees que la sociedad se pasa el día balando?. ¿Es la sociedad borreguil?, ¿una sociedad de sumisión?. Ponte mascarillas, enciérrate…

P.R.:   … si es así, tú y yo también lo somos.

B.S.:    Yo no. Yo no llevo mascarilla.

P.R.:   Pues enhorabuena.

B.S.:    Aparte de tener que alimentar al de arriba con oxígeno, al cerebro, estoy exenta por motivos epidérmicos.

P.R.:   ¡Enhorabuena!. Si tú eres la excepción, encantado de conocer a la excepción.

B.S.:    Por supuesto que no soy la única excepción.

P.R.:   Bueno, una excepción.

B.S.:    Está justificado oficialmente.

P.R.:   Si hay un papel de por medio, entonces ya… Hombre… Siempre recuerdo una novela de mi amigo Vázquez Figueroa llamada “Sicario” donde la importancia de un papel quedaba reducida a lo siguiente, había un chico de las cloacas que era detenido por la policía con 10 o 12 años y le pedían un papel que demostrara su existencia. Le decían, tienes que tener una fe de bautismo, un libro de familia, un carnet de identidad… No tenía nada. Necesitamos un papel, y el niño cogió un folio y se sonó y dio el papel con los mocos y dijo, ¿le parece poca evidencia de que existo?. ¡Fíjate lo que creo yo en tu papel!

B.S.:    Es cierto. Pero no te he preguntado si crees o no. ¿Tampoco crees que el cerebro necesita oxígeno?.

P.R.:   Bueno, de momento no he ido a comprar a la farmacia.

B.S.:    Si se pierde la lógica perdemos…

P.R.:   … Haces unas afirmaciones ilogísticas muy complicadas ¡eh!

B.S.:    ¡Cuidado!

P.R.:   Yo no quiero ni tener lógica ni…, quiero caminar por mi camino sin salpicar, me conformo con pasar la vida sin ensuciar.

B.S.:    ¿Sin ser un borrego más o la oveja negra?

P.R.:   No. Al borrego me llevas tú, yo no voy a ir.

B.S.:    No. ¡Te estoy preguntando!.

P.R.:   No. Yo no voy a ir.

B.S.:    ¿Tú no estás en esa sociedad borreguil entonces?

P.R.:   Ponme la etiqueta que quieras. Pero será responsabilidad tuya no mía.

B.S.:    (Insisto) Te estoy preguntando.

P.R.:   Yo me conformo con pasar por la vida sin ensuciar. Es todo.

B.S.:    Antes afirmaste procurar no molestar a nadie cuando denunciaste a ciertas cadenas de TV y productoras…

Vuelve a interrumpirme. Por supuesto, con el devenir de la entrevista, se permite.

P.R.:   … bueno porque soy de una manera que cuando me cae una correa encima, de un modo instintivo, me la sacudo. No tolero… Luego, soy una persona creo que bastante afable, educada y cumplidora de mis promesas y de mis compromisos, pero si alguien me quiere atar, perdió, porque desde pequeño mantengo un modo de vida que está atado a este pensamiento muy corto que es, contigo al fin del mundo, detrás de ti ni un metro. Es muy sencillo.

B.S.:    Y me dijiste que yo tengo respuestas para todo. En absoluto.

P.R.:   Bueno pero es que yo llevo más tiempo aquí que tú.

B.S.:    ¿Por qué crees que estoy entrevistándote?, porque tú sí tienes respuestas para todo.

P.R.:   I don´t have ni puta idea!

B.S.:    Eres un personaje rico a entrevistar. Te lo dije. De una respuesta tuya se me agolpan mil preguntas. Debo elegir meticulosamente.

P.R.:   … Te advierto que por el camino del elogio no me rendirás.

B.S.:    No. Yo soy así con todo el mundo.

P.R.:   Pero esto es para provocarte a ti.

B.S.:    Ya lo sé.

P.R.:   Pues continúa. Elige bien tus píldoras.

B.S.:    A ver si con esta la elijo bien, ¿con Franco se vivía mejor?

P.R.:   Con Franco era más joven. ¡Nada más!

B.S.:    ¿Qué fue para ti la transición?

P.R.:   Un rato bonito en el que conocí gente que caminaba hacia la luz, ahora encuentro más gente que camina hacia la sombra.

B.S.:    ¿Entonces no te contradices con la respuesta anterior?

P.R.:   ¿Por qué?. ¿Qué he dicho en lo anterior que se contradiga con lo posterior?. He dicho que conocí a personas que empujaban hacia la luz y las personas de ahora que manejan nuestras vidas empujan hacia la sombra. Esa es mi percepción. ¡Nada más!¡Se han vuelto locos!. Han llegado al punto de creerse a sí mismos. Son prisioneros de su ombligo. ¡Qué bonito titular eh!... ¡Son prisioneros de su ombligo!. Yo también eh…, y tú también.

B.S.:    ¿Esa respuesta te vale para Pablo Iglesias como para Santiago Abascal?

P.R.:   No voy a hablar de ninguna persona que no esté aquí por respeto y por desinterés.

B.S.:    Pero me estás hablando de personas que no están aquí.

P.R.:   Sin poner nombres.

Pedro Ruiz

B.S.:    Sí.

P.R.:   No.

B.S.:    José Luis de Vilallonga. Por ejemplo.

P.R.:   Bueno, es que a los literatos les cito, pero de personas que mandan y que… No quiero hablar, que hablen ellos de mí. Me parezco más importante.

B.S.:    ¿Nunca te has visto como político?

P.R.:   No. Nunca jamás. Me han querido enganchar en casi todos los partidos menos en uno. Es que no tengo interés. No tengo el menor interés.

B.S.:    Lo sabía porque das el perfil.

P.R.:   ¿De qué?

B.S.:    Como político. Seguro que en los debates políticos pondrías muy nervioso a más de uno.

P.R.:   ¿Tan tonto se me ve?. No tengo el menor interés. No quiero usar el hipotético talento que tenga tirándolo en eso. No he votado nunca, ni en el colegio para elegir al jefe de curso. No miro mi padrón. No me interesa nada. Me considero un espectador y el que gana pues manda pero yo hago lo que dice la mayoría. No tengo ni el menor interés de dirigir ni arreglar la vida de nadie. No he querido nunca ser jefe de curso, ni jugando al fútbol o a otros deportes que he hecho nunca he querido ser el capitán del equipo. No quiero ser eso. No me interesa para nada.

B.S.:    Y aun así eres líder de ti mismo.

P.R.:   De mi sombra que es la única que me sigue.

B.S.:    Eres líder y lo sabes.

P.R.:   No. Soy líder de mi vida.

B.S.:    Líder aunque sea de tu pasado como dices.

P.R.:   Soy líder de mi vida como cualquiera que lea esto tiene que ser el líder de la suya porque si tú no sabes dónde vas llegarás a un sitio equivocado.

B.S.:    ¿Sabes que tienes muchos seguidores y admiradores acérrimos?. ¿Eres consciente?

P.R.:   Lo agradezco. He procurado tener una vida aseada. Resumiendo un poco tu pregunta en esta respuesta, yo me siento muy satisfecho de la reacción que tiene la gente por la calle conmigo. Es afectuosa, es respetuosa y aunque no conozcan completamente mi CV, creo que perciben una parte de mí que me importa, que es la dignidad. ¡No hay más!

B.S.:    Me repetías el otro día que eres muy pesimista, ¿porque eres muy negativo?

P.R.:   No…

B.S.:    ¿O te gusta ser pesimista?

P.R.:   No, es que soy pesimista.

B.S.:    ¿Por melancolía?

P.R.:   No. Soy un pesimista vitalista. Yo no volvería a nacer, lo digo siempre, no tiene ningún secreto decirlo. Sin embargo sé que soy un privilegiado, por muchas razones. En primer lugar por mi salud que tengo una salud hasta el momento a prueba de bombas, lo cual ya es la mayor fortuna que se puede tener. He tenido una buena familia, me han salido bastante bien algunas cosas y otras no tanto. Yo no tengo ninguna razón para quejarme, ¡yo no tengo el menor motivo!. Vamos, sería un crimen que me quejara. Dicho esto, no le encuentro sentido a la vida y la consumiré de ahora en adelante con toda la fuerza que tengo, inventando cosas, escribiendo, haciendo cine, TV, pintando… Lo que sea. Pero si me preguntaras mañana, ¿quieres repetir?, mi respuesta sería ¡no!. Y entonces tú me dirías, pero hombre si te ha ido muy bien, y, ¡sí, lo sé!, pero no le encuentro el chiste a este asunto. ¡Ya está!.

B.S.:    ¿Tu pasado no ha sido satisfactorio?

P.R.:   Sí. Estoy satisfecho, razonablemente satisfecho de lo ocurrido y hasta incluso a veces de mi conducta, pero no le encuentro el chiste a esto, no lo encuentro.

B.S.:    ¿Y cómo se vive siendo pesimista?

P.R.:   Pues haciendo muchas cosas.

B.S.:    ¿Se es amigo de la depresión o no?

P.R.:   No…, esa palabra está prohibida…, no existe, ni ha existido nunca, ni he ido nunca a un psicólogo…, para nada, porque no me gusta curar a gente que no conozco…

Pedro Ruiz y B. Shields

B.S.:    … No, porque tú eres psicólogo.

P.R.:   Por eso no voy a los psicólogos porque les curaría a ellos. Seguramente.

B.S.:    Tú tienes tu propia catarsis, ¿sabes cuál es?

P.R.:   Bueno, hacer cosas.

B.S.:    La creatividad.

P.R.:   Hacer cosas. Escribir, ensuciar papeles, componer cosas… Hacer cosas, me gusta mucho hacer cosas.

B.S.:    ¿Puedes definirme la no locura del creativo?

P.R.:   No lo sé… Yo no lo considero una locura.

B.S.:    ¡La no locura!

P.R.:   No. Por eso. De entrada negaría la pregunta, yo no considero que sea una locura. O sea, cada ser humano que pasa por este planetita, que es un planetita pequeño perdido en el firmamento, ¡esto es una mierda y nosotros somos una infección del planeta!. ¡Nada más!. Somos los okupas de la pezuña de un perro enorme. ¡Nada más!. Y aquí estamos presumiendo con inflamación de ombligo. Pero cada ser humano tiene su propio código interior y si guías tu instinto, suficiente. Con lo que te decía antes, procurando no dañar. ¡Es todo!. No se puede convencer a nadie porque convencer contiene el verbo vencer. Hay una frase de Machado que me gusta mucho y que de alguna manera ilumina alguno de mis pasas que es, solo le canto mi copla a quien por mi camino va. Tú coges una guitarra y cantas una canción. ¡Que les gusta esa canción a 3, vienen 3!, ¡que se marchan 2!, sigues con 1, ¡que se marchan los 3!, ¡tú sigues con tu copla!.

B.S.:    El otro día te pregunté y vuelvo a hacerlo, por favor te ruego no te lo tomes a mal. Intento ser muy objetiva…

P.R.:   … ¡Dispara!... ¡Dispara!.

B.S.:    … poniéndome en el lugar de un público… Te pregunté, ¿cuántas veces te llaman retorcido?, ¿una al día?

P.R.:   Muy pocas. Nunca.

B.S.:    ¿Muy pocas?, ¿nunca?

P.R.:   Muy pocas. Nunca.

B.S.:    ¿Algunas?

P.R.:   A la cara no.

B.S.:    ¡Ah sí!, pero ¿si te lo llaman a la cara quizá no te molesta tanto?

P.R.:   Si te lo dicen por la espalda tendrías que retorcer el cuello para mirar. No me han llamado nunca eso. Me pueden llamar intenso, denso…, drástico…, radical…, lo que sea, pero…

B.S.:    El otro día me acusabas de ser muy intensa, hoy, vuelta a lo mismo. Lo que soy es pasional; creo que eres tú quien proyectas en mí esa intensidad.

P.R.:   Pero esto no va de preguntarte a ti.

B.S.:    Precisamente. Es una pregunta. Creo que tú proyectas tu intensidad.

P.R.:   ¡Es que yo no soy morfopsicólogo!.

Señala a la disciplina de Morfopsicología que sabe que domino. Sonrío forzosa.

B.S.:    ¿Eres altamente pasional?

P.R.:   No. No lo soy. Soy muy sereno.

B.S.:    O sea, ¿las personas pasionales estamos locos?

P.R.:   Yo no he dicho eso, yo he dicho que yo soy muy sereno.

B.S.:    ¡Bendita locura!

P.R.:   Yo no he perdido… creo…, no haber perdido nunca el control de mi persona en ninguna circunstancia, ni bebiendo, ni fumando, ni drogándome, que no lo hago, ni perdiendo la cabeza por la sexualidad, por la pasión. Yo no he perdido el control de mí ni un minuto en la vida, lo cual es malo porque soy tan dueño de mí que me aprisiono.

B.S.:    ¿Cómo se vive tan comedido?

P.R.:   Pues con serenidad. Supongo que de otra forma me habría divertido más pero hubiera tenido más resacas y no me gustan las resacas, no me gustan las resacas de obras que no he inventado yo.

B.S.:    “La noche abierta”, programa que presentaste en la 2 de TVE

P.R.:   Que no presentaba, que dirigía. La TV hay que verla desde el punto de vista de quién dirige y quién no dirige, quién solamente habla y quién habla de lo que ha pensado o ha escrito él o ella.

B.S.:    Claro, siempre hay un equipo detrás.

P.R.:   A mí la palabra presentador me horroriza.

B.S.:    Por eso te he preguntado al principio cómo te definirías profesionalmente, cómo te vas definiendo profesionalmente.

P.R.:   Como indefinible… Esa es la mejor definición. A mí la palabra presentador me horroriza. ¿Qué es un presentador?, ¿uno que saca una bandeja con una merluza y te presenta la merluza?, ¿un juntador de palabras?. Te contaré una anécdota que no te valdrá o sí, de un día que yo tenía 18 o 19 años y estaba viendo la tele en mi casa, y un presentador cuyo nombre no viene al caso le dijo al gran Renny Ottolina, gran comunicador venezolano que se presentó a Presidente de Venezuela y cuyo avión implotó porque no querían que se presentara, le preguntó el presentador español en un programa de la tarde muy famoso en España en aquel momento siendo yo un jovenzuelo, le preguntó, Renny, ¿a ti qué te gusta más, preguntar, presentar, los concursos?, y Renny Ottolina, después de un silencio largo mirándole a los ojos le dijo, (imitando el acento) a mí lo que me gusta es expresar ideas. Eso no va en el papel de presentador. ¿Responde a la pregunta?

B.S.:    Absolutamente. Volviendo a tu programa de “La noche abierta”, creo que era un programa celoso de la noche. Ese programa te atrapaba. ¿Fue uno de los que más te ensalzó?

P.R.:   No. Yo creo que el programa más difícil que he hecho en la TV… Ten en cuenta que la mitad de mi vida he estado prohibido en la TV. Prohibido de trabajar en ella no de que me hagan una entrevista. Yo considero la prohibición que no te dejen hacer programas en la TV de Galicia o en TVE o en la de Hong Kong…, considero la prohibición desde el punto de vista de este no trabajará aquí. Que te entrevisten no tiene mucha importancia porque te entrevistan para fingir libertades y no lo digo porque haya sido lo más libre sino porque eso funciona así. Dicho lo cual, el programa más difícil que he hecho en TV hasta el día de hoy porque seguramente haré y aparte de Estudio Estadio” que lo inventé yo, es “Como Pedro por su casa” que solo fueron 7 programas, pero cada programa tenía 24 millones de espectadores. ¡Sólo 7 viernes!. ¡Hay gente que cree que aquello duró 7 años y fueron 7 viernes nada más!. ¡Fíjate si caló!. Y “La noche abierta” es un modo de escaparme de una situación personal, de cuidados familiares, etc., donde me hice anfitrión. Y lo dejé porque creí que el anfitrión que estaba siendo estaba haciendo olvidar el artista que soy y como no tenía posibilidad de enseñar en el mismo medio la parte que quedaba oculta, decidí dejarlo. Eso enfadó mucho a un director de la tele.

B.S.:    “El artista que soy”, ¿no crees que eso tiene que ver con el ego?

P.R.:   No. Es una definición del interior, no es una foto de vanidad. Yo soy una persona que me gusta inventar asombros, libros, canciones sketches, películas, guiones…

B.S.:    ¿No te gusta el ego?

P.R.:   (Pausa) Tengo ego como todo el mundo, evidentemente, lo que pasa es que hay egos que están llenos de “hagos”. No importa el ego sino el hago, ¿qué hago para tener ego?. Y si fuera mucho más humilde y más sabio pues ni siquiera tendría eso. Seguramente mucha gente que pueda existir alrededor de nosotros, y a mí también me ocurre, está mucho “más orgullosa” de cosas que tiene en los cajones que de cosas que se conocen por fuera.  A mí lo que más me gusta es escribir poesía y hacer canciones y otras cosas, pero eso no ha tenido mercado para mí porque me he dedicado a demasiadas cosas a la vez. Si me dijeras, ¿qué es lo que más te gusta de ti o lo que menos te disgusta?..., te hablaría de cosas que están en los cajones, no en lo que se ha visto. A lo mejor lo que se ha visto a mí no me interesa mucho.

B.S.:    ¿Eres un romántico empedernido?

P.R.:   Soy un romántico en el sentido más grande y más amplio de la palabra, en  el sentido de decir por ejemplo, que para mí el romanticismo se explica bien como metáfora en la persona de Cyrano de Bergerac que regala su corazón y sus sentimientos a otro hombre para que vaya con una mujer, sin estar él, y se enfrenta con el poder. Ser romántico no quiere decir solamente escribir poesías o enviar flores, ser romántico significa tener capacidad para ir contracorriente, y solo. La libertad es soledad. Hasta ahí.

B.S.:    Te me has adelantado a una pregunta. ¿Por qué dices que estás prohibido en tantos canales de TV?

P.R.:   No, no he dicho prohibido, no me gusta la palabra prohibido

B.S.:    Bueno, la has utilizado.

P.R.:   ¡No abrigado por ningún grupo político!, por ninguna productora, etc., etc., etc… Bueno… Yo no soy un tipo intratable ni mucho menos, lo que pasa es que yo no quiero dar la cara por ningún producto del que yo no soy autor. Digo si va mi nombre como autor. Si me llama Berlanga como me llamó para hacer “Moros y Cristianos” y me nominan al Goya me parece bien porque si tú mañana me quieres contratar para hacer de carnicero torpe, pues lo haré, pero eso es un papel que va dentro de una película. ¡¿Pero dar la cara en una plataforma o en una TV para hacer algo que han pensado otros y llevar un pinganillo en el oído?!. ¡Ni la legión me pondrá un pinganillo en el oído!

B.S.:    ¿Si te llamaran de un nuevo canal y te propusieran haz lo que te dé la gana?

P.R.:   No creo que eso ocurra ni que exista. También se pueden hacer cosas que las has inventado y las diriges tú. Ya está. No me puedo quejar nunca pues del trato que tuve en “La noche abierta” que la dirigía yo y aunque había intentos de cortarme no lo hacían, y en “Como Pedro por su casa” igual, y cuando hice en Antena3 “Pedro Ruiz en directo” que duró 3 meses y alguien pidió mi cabeza, pues todo el tiempo que hice el programa nadie me puso una pega. Ahora ya no estoy en ese punto. Yo creo que ahora al país, a la sociedad en general, le conviene la empatía y la concordia. Yo ya no tengo ánimos, ni ganas, ni interés en montar ningún tipo de polémica. Creo que ahora mismo lo revolucionario es respetar. Lo digo en serio. Y no lo digo como un ejercicio de marketing. ¡Ya no va conmigo!. Creo que en este país ya no caben más conflictos en el mismo mantel. Lo van a romper entre los que deciden, no seremos nunca los ciudadanos. Están jugando con fuego. (Tenso. Se acerca más a la grabadora) ¡Están jugando con nuestras vidas a lomos de sus egos!. ¡Paren por favor!. ¡Paren porque vamos a morirnos, ustedes también!. Y ya que vamos a morirnos, no nos muramos enfadados.

B.S.:    ¿Ves cómo serías un buen político?

P.R.:   (Pausado) No lo pretendo… Nada más alejado de mi pensamiento. Yo no sé manejar mi intendencia, yo no sé optimizar ni mis ingresos, ni mi patrimonio… Yo no sé nada de eso. Yo sé de escribir y de componer y de subir al teatro y hacer teatro y ese tipo de cosas. El resto nunca me ha interesado.

B.S.:    ¿De dónde te viene esa necesidad de crear?, ¿es innata?, ¿ya viniste de fábrica así?

P.R.:   (Pensativo) No sé… La llevo en la tripa. No hay más que decir. Veo todo. Voy a todo. Veo todas las películas. Escucho canciones. Escucho la radio todo el día. Leo. Y consecuentemente pues me surgen cosas desde mi punto de vista, que no son verdad. Yo no quiero imponer nada de lo que pienso, pero cada individuo en la vida, -te lo iba a decir antes y se me fue-, tiene su modo de respirar, y mi modo de respirar es inventar. Bien, mal o regular. Cosas buenas, pésimas…, mi modo de respirar es inventar y si no invento y hago cosas, no respiro y si no respiro me muero.

B.S.:    ¿Tú has leído la entrevista que me hicieron hará como dos años?

P.R.:   No. No he leído nada.

B.S.:    Pues el titular de la entrevista se titulaba “Si me pides que deje de crear me pides que deje de respirar”.

P.R.:   Bueno, pues eso es. La vida es un juego. Yo por lo menos creo saber que todo lo que hacemos es bastante inútil, pero ya que es inútil en general, salvo los médicos que nos curan la vida, etc., que sea por lo menos algo que te apetezca. Voy a hacer otro teatro, voy a hacer otra TV, voy a hacer un libro, voy a hacer una canción, lo que sea… Bueno, la escucharán, no la escucharán, parecerá que es, no parecerá. Sé que es ridículo, porque solo a nuestro modo, digo esto muy en serio, a nuestro modo, todos somos ridículos, pero dentro del ridículo que somos todos, hacer esa canción o escribir ese libro o hacer esa película, te divierte, y si te divierte y no dañas a nadie, adelante, porque es tu modo de respirar.

B.S.:    ¿De todos los canales de TV que existen habría alguno que suprimirías?

P.R.:   No. La TV no es tan importante. Te he dicho antes de que grabaras esto que la TV solamente es el microondas de la popularidad. Apareces y no apareces y entonces el personal piensa que estás o que no estás. No hay que darle mucha importancia. Viene bien cuando vas a hacer un teatro que se sepa; si puedes y te dejan. Que hay muchos sitios a los que no me invitan, pero no quiero entrar en ese punto.; algunos programas muy famosos que se las dan de libre y no lo son. Pero eso lo dejo ahí.

B.S.:    ¿De todos los programas de TV que hay ahora mismo, hay alguno del que sientas vergüenza ajena?

P.R.:   De muchos, pero es tan público que no hace falta decirlo. Hay algunos programas cuyos protagonistas no les dejarán entrar en el infierno.

B.S.:    ¿Qué es el infierno?          

P.R.:   Pues debe ser la peor parte de nosotros mismos arrejuntadas todas.

B.S.:    ¿No dices que eres agnóstico?

P.R.:   Ya… Pero es una metáfora esto.

B.S.:    Me decías que estás reñido con las tecnologías, que tus libros los escribes a mano, que tienes orgullo de tu zapatofono, no tienes WhatsApp

P.R.:   No tengo el menor interés en tener de eso. Es que esto que usáis ahora que os divierte tanto que me parece bien…, los memestweets…, todo ese rollo que me lo sé bien…, pues también será viejo, como todo.

B.S.:    ¿De dónde crees que viene toda esta tecnología?

P.R.:   Del deseo de controlarnos absolutamente.

B.S.:    ¿Quiénes son?

P.R.:   … pues los que han montado estas cosas de acuerdo con los que gobiernan, etc., etc… Estamos en lo que yo llamo la dictadura digital.

B.S.:    ¿Estás hablando de los que manejan a las marionetas?

P.R.:   (Pausa) Hay familias… hay gentes… que llevan siglos y siglos sabiendo manejar a la población del pequeño planetita. Entonces…, nos imponen un modo de vida que no nos gusta y acabas tragando y te comes el cebo y lo pagas con el móvil… Siempre es lo mismo, pero esto pasará como todo el resto.

B.S.:    ¿Te refieres a la Agenda 2030?

P.R.:   No. No tengo el menor interés. Digo sencillamente que a mí lo digital me produce muchas sospechas. Y que además de eso, independientemente de que yo tenga razón o no, no encuentro ninguna ventaja. Yo personalmente no encuentro ninguna ventaja viendo la cara de una persona por un móvil mientras que estoy hablando. Es que no tengo el menor interés.

B.S.:    Es triste… ?

P.R.:   ¡No me gusta!. No me han gustado nunca las máquinas. Los coches que he tenido por ejemplo, no he sabido nunca donde estaba la varilla del aceite. Las máquinas y yo hemos tenido muy mala relación, y como me ha ido bien, prefiero seguir así, ¡sin máquinas!.

B.S.:    ¿Cuando escribes lo haces con bolígrafo, pluma… ?

P.R.:   Rotuladores.

B.S.:    ¿Todo?

P.R.:   (Me muestra el rotulador con el que escribe) Con este rotulador. Se llama Uni-ball, del que gasto unos 100 al año y el fabricante me los envía porque se gastan muy pronto. Escribe muy suave. Escribe más deprisa que piensas.

B.S.:    Lo mismo lo pruebo.

P.R.:   Ya he catequizado a mucha gente.

B.S.:    Pero me gusta escribir con pluma o con punta muy fina. Me recuerdas a Javier Urra. Todo lo escribe a pluma. Lleva publicados más de 60 libros.

P.R.:   Yo llevo unos 17 libros. Es que tampoco me importa mucho. Yo escribo libros, -como dice mi amigo Eloy Arenas- para quitármelos de encima. En todo caso me gusta mucho la relación que hay entre la mente, el corazón, la sangre y el brazo.

B.S.:    Y el olor del libro es incomparable al libro digital. Este no me gusta nada. Me ofende si me proponen enviarme un libro digital. Se pierde mucho el hilo.

P.R.:   Pero no te enfades. Te he dicho antes de empezar esta grabación que el culpable de tu ira no merece tanto éxito, que la discusión sea siempre por fuera que no te llegue a ti hasta que tú la autorices. Tú eres quien debe autorizar que un asunto te afecte o no. No sabemos hacerlo porque no estamos entrenados, pero el que autorice que algo me afecte soy yo. No usted.

B.S.:    Solo uno es culpable de permitir o no lo que le venga ajeno.

P.R.:   No sé… (Por alusiones a quien suscribe.) No soy morfopsicólogo… No lo entiendo.

¡¿Ein?!

B.S.:    ¿Me estoy portando bien a estas alturas?

P.R.:   ¿Tú que dirías de ti?

B.S.:    Creo que sí, que estoy hasta comedida.

P.R.:   No te voy a decir lo que pienso.

B.S.:    Dijiste que me lo dirías luego. Ahora es luego.

P.R.:   No. Mi defensa es la discreción.

B.S.:    ¿”Martes y Trece” o “Cruz y Raya”?

P.R.:   Los dos. Que una cosa sea buena no quiere decir que la otra no sea buena. Cada uno hace lo que le parece.

B.S.:    ¿Tu mejor Presentador?

P.R.:   … La palabra Presentador me horroriza. Es más, si fuera un Presentador de éxito como tú dices, prohibiría que me llamaran así.

B.S.:    ¿Y Showman tampoco?, como Carlos Sobera.

P.R.:   Bueno, Carlos es un hombre con muy buen rollo interior y lo aplica a lo que hace. Ya está. Y además no se pelea con el sistema, lo usa. Y no se siente manchado por el diluvio de mierda en medio del cual vive.

Lo miro fijamente.

P.R.:   Pero lo digo como mérito ¡eh!. O sea, aplica muy bien, -yo le tengo mucho cariño-, eso de, dame pan y dime tonto. Ya está. No es una falta de virtud, es la suya.

B.S.:    Conozco muy bien a Carlos Sobera. Imagínate si le tengo cariño.

P.R.:   Yo no le conozco pero le intuyo. Le conozco porque le he saludado, he estado en un programa suyo en Murcia, me cae muy bien, pero su gran habilidad es dame pan y dime tonto que tu mierda no me ensucia. En fin…

B.S.:    Carlos es muy diplomático.

P.R.:   Yo no lo soy porque estoy diciendo esto pero lo estoy diciendo como virtud. O sea, no lucho contra el sistema, lo surfeo.

B.S.:    Antes me hablabas acerca de lo ridículos que somos todos, ¿puedes nombrarme a algún personaje en particular?

P.R.:   Cualquiera que sea muy pedante. Incluido yo.

B.S.:    ¿Eso va por lo de retorcido también?

P.R.:   (Pensativo) Esta respuesta murió en ese punto.

B.S.:    ¿Qué te impulsa a transmitir públicamente?

P.R.:   Pues lo que decíamos antes, es mi modo de respirar. Llenas la boca y los pulmones de aire y no expiras no respiras. Hay que sacarlo independientemente del éxito o fracaso que tenga por fuera porque a veces tienen éxito cosas que a ti no te importan mucho y no tienen ningún éxito cosas que son las que más te gustan. Y además la gente hace bien en no aceptarlas porque las personas de a pie que no hacen cosas en la radio, en la tele o en el teatro, no tienen ninguna obligación de seguirnos, tienen sus vidas que son más importantes que las nuestras, por lo tanto, el que tú vomites sobre ello, dicho sea cariñosamente, no les llama a ellos prestarte atención. Luego está el tema del marketing que hay grandes idioteces con 3.000 millones de altavoces y grandes profundidades sin ningún altavoz.

B.S.:    Por mucho que 10.000.000 de personas griten una misma cosa, no significa que sea cierta, que tengan la razón universal.

P.R.:   Pero es que además profundizamos muy poco, nos conformamos con 4 ideas y discutimos de ellas todo el día.

B.S.:    O piensas o te piensan.

P.R.:   El sistema se levanta por la mañana y elige una herramienta terrible que se llama actualidad y vomita 7 ideas sobre ti y te tiene entretenida todo el día con esa mierda.

B.S.:    Y si pasas varios días sin mirar nada te comentan, pero ¿tú dónde estás?, ¿en qué mundo vives?, ¿no has visto lo que han dicho por la tele?

P.R.:   Conozco el asunto. Pero es igual, es la tele o son las redes o son los youtubers o son los gamers o son los gilipollers…, o sea, todo ese mundo. ¡De repente se ha generado un mundo donde cada hombre es un canal de TV y se hace 300 fotos al día!. Pero, ¿¡qué vida se merece 300 fotos al día!?

B.S.:    Un estudio científico dicta que las personas que se realizan tantas fotografías padecen de un gran narcisismo, llevando igual a la psicopatía o sociopatía.

P.R.:   Es bastante ostensible. No hace falta buscar grandes pruebas. ¡Mirad lo que me estoy comiendo!, ¡mirad lo que llevo hoy!, ¡fijaos qué croquetas he hecho!, ¡mirad cómo me ha quedao el culo!. No le quiero dedicar un segundo más al asunto. Cambia.

Pedro Ruiz

B.S.:    ¿Prefieres el personaje creado o el imitado?

P.R.:   En el teatro prefiero el inventado. Yo creo que el personaje es la persona con ropaje. No hay más. Y desde el punto de vista creativo, yo que empecé siendo muy joven con el rollo de las parodias, ya no me interesan nada. Valoro a los que lo hacen bien pero yo ya no tengo intenciones de hacer eso. Me interesa mucho más el esperpento que la parodia.

B.S.:    ¿Duele ser imitado?

P.R.:   No… ¿Por qué?. Es una deferencia que tienen contigo para bien o para mal.

B.S.:    ¿No te han imitado?

P.R.:   No… A mí nunca me han imitado porque no tengo fácil imitación. Me podrían imitar con facilidad llenando mi discurso de frases epigramáticas y lapidarias que es un poco lo hago. Y cuando no estás en la tele pues no te imitan.

B.S.:    ¿Sabes que te acelerabas en muchos programas de “La noche abierta”?, ¿que eras como muy incisivo?, ¿no lo estaré siendo yo ahora verdad?

P.R.:   No. Tú lo pretendes.

B.S.:    Bueno. Creo que no he hecho antes una entrevista escrita así.

P.R.:   Define así.

B.S.:    El tête à tête. Sí he hecho muchísimas en radio. ¿Es bastante intimidatoria?

P.R.:   Por mí no. ¿Tú dirías que yo soy una persona segura o insegura?

B.S.:    … Segura… Sabía que me ibas a permitir un tête à tête.

P.R.:   Ya te he dicho y lo puedes poner donde quieras, que hace mucho tiempo y aunque no lo parezca, ¡paso de mí!. Bastante más de lo que suponen los que no entienden lo que hago.

B.S.:    ¿Qué es para ti el amor?

P.R.:   El amor es la red que nos impide estrellar en el vacío de la vida, en cualquiera de sus versiones, materno-filial, de pareja… si no hay amor la vida es una mierda. No vale la pena.

B.S.:    ¿Igualas esos amores?

P.R.:   Son amores de diferentes cosas. Es igual. Incluso amor a tu profesión, a lo que haces. Sin amor la vida es una mierda, no tiene ningún sentido.

B.S.:    ¿Tienes amor en tu vida?

P.R.:   … Tengo aficiones, que es una especie de amor amateur, y ahora mismo no, pero no pasa nada.

B.S.:    ¿Y el enamoramiento qué es?

P.R.:   Es una enfermedad pasajera.

B.S.:    ¿Cúantas veces has estado con esa enfermedad?

P.R.:   Alguna.

B.S.:    ¿Ahora no la tienes?

P.R.:   Ahora no.

B.S.:    ¿Qué supone para ti la vida?

P.R.:   Pues es una gran oportunidad en la parte positiva y en la parte negativa es una farsa que termina en fraude.

B.S.:    ¿Qué te supera en la vida?

P.R.:   De momento casi nada, pero lo que más me daña es la ausencia de las personas que quiero. Y contemplarnos a nosotros mismos desde fuera. Creo que los seres humanos somos muy torpes.

B.S.:    ¿De qué eres capaz?

P.R.:   Pues si llegara a ser sabio, cosa que no alcanzaré nunca, hasta llegaría a ser capaz de no intentar nada.

B.S.:    ¿Qué te frena?

P.R.:   La edad, el tiempo, las circunstancias. Lo que a todos. Si tuviera más vidas, suponiendo que eso fuera posible…

B.S.:    … pero como no crees en La Reencarnación.

P.R.:   No creo. Si ésta vida durara 1500 años, o 700, lo cual sería un coñazo, pues intentaría cuando me preguntan, ¿qué te queda por hacer?, diría, ¡todo!. Me queda por hacer una película con Spielberg, me queda por cantar como Pavarotti, quiero saltar los 6,20 metros en pértiga… O sea, haría otras cosas que no he hecho.

B.S.:    Pero a todos nos quedará siempre todo por hacer.

P.R.:   ¿Por qué es mucho más interesante la víspera de un fracaso que la repetición de un éxito?. La víspera de un fracaso es emocionante, la repetición de un éxito es una fotocopia.

B.S.:    ¿Cuándo dices paso de mí, lo dices en plan macarra?

P.R.:   Lo digo en serio. Como se diría en latín a profundis.

B.S.:    ¿Para no sufrir?

P.R.:   No, no, no… A profundis. Desde hace mucho tiempo como cualquiera tiene que saber que soy/somos irrelevantes.

B.S.:    ¿Pero irremplazables?

P.R.:   (Pausado) … No… Tampoco.

B.S.:    Somos únicos en sí mismo.

P.R.:   Eso sería un envase de yogurt antiguo.

B.S.:    ¿Te gusta sufrir por amor?

P.R.:   El amor siempre lleva un punto de eso…, pero…, es que…, se llama amor a cualquier cosa…

B.S.:    ¿Amor o masoquismo?

P.R.:   Ahora te has ido… Yo creo que podemos querer a muchas personas a la vez, cosa  que no nos han enseñado y no de un modo promiscuo sino aceptado. Y dicho ya en reducido, yo creo que lo importante no es con quién te quieres acostar sino dónde quieres volver, y todo lo demás es nuestra torpeza expresada en voz alta.

B.S.:    ¿Cómo te gusta una mujer?

P.R.:   (Muy pensativo) Pues hay un adjetivo que no voy a definir posteriormente que a mí me vale bastante independientemente del atractivo físico, la conducta, etc. El adjetivo es fragrante. Significa creíble, fresca, luminosa, natural, no postiza. ¡Fragrante!. Como alguien que sale del agua sin tacones, ni zapatos, ni nada de nada. ¡Fragrante!. Como esos anuncios donde se ve alguien, hombre o mujer, paseando por los trigales o saliendo del mar con la naturalidad que da la naturaleza. No hay más. Se usa poco, a mí me gusta mucho.

B.S.:    ¿Qué te merece la traición?

P.R.:   Silencio. Es el mayor de los desprecios.

B.S.:    ¿El momento más angustioso de tu vida?

P.R.:   La desaparición de la gente que quiero, como el de todos.

B.S.:    ¿Y el más feliz hasta ahora?

P.R.:   Cuando se me ocurre una idea, y si encima la puedo llevar a término pues tienes garantizado el entretenimiento.

B.S.:    ¿Qué es la libertad?

P.R.:   La libertad, dicho en una imagen que todo el mundo entenderá, es una estatua que hay en Nueva York a cuyo pie se mean los perros…

B.S.:    Y que regalaron los franceses y hay otra estatua en el Sena, en París.

P.R.:   Sí, pero la metáfora termina ahí. Y luego, la libertad sentida pues es una sensación de hacer cosas sin pedir demasiado permiso a nadie, y seguramente la libertad grande transcurre en el silencio. Habría un gran comunicador cuyo nombre no diré porque lo respeto mucho, no te gastes en demostrar nada, la mayor rebeldía es un pícaro brillo en los ojos.

B.S.:    Defíneme a Pedro Ruiz.

P.R.:   Te lo dije antes, uno que se morirá. Punto y final.

B.S.:    No me vale. Eso eres profesionalmente.

P.R.:   Pues no pienso añadir más. Uno como tú o como el que lea esto. Uno que se morirá como usted y que será olvidado como usted.

B.S.:    Con una entrevista que creo que es rica en contenido, por muy pesimista que seas…

P.R.:   Me has preguntado antes en qué consiste la libertad, pues en no excederme en esta respuesta.

B.S.:    Pues te la tomo.

Por B. SHIELDS

Escudo Veraz


 


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