José Luis Villar |
ENTREVISTA A JOSÉ LUIS VILLAR EZCURRA
Miembro C. de la Real Academia de Jurisprudencia y legislación
-Hay que ser muy valiente para ser español-
B. SHIELDS: Considerado uno de los mejores abogados especialista en Derecho de la Contratación Pública, 48 años de trayectoria profesional y en activo. Secretario del Consejo de Administración de Tasaciones Hipotecarias, letrado de la Seguridad Social, Miembro de la Real Academia de Jurisprudencia y legislación, Profesor del Master sobre infraestructuras del Colegio de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos, Miembro fundador de la Agrupación de interés económico europea Libralex con Despachos en más de 30 ciudades europeas y Director de varios Despachos entre su dilatada carrera profesional. Puntualizar además, que Don José Luis Villar, es hijo de quien fuera Ministro de Educación con Franco, Don José Luis Villar Palasí. Tiene también en su haber una infinidad de libros escritos así como artículos en revistas y periódicos. Igualmente es incesante en sus artículos de Instagram.
B. S.: Si te parece, aunque impongas, desprendes una actitud cercana, ¿puedo tutearte verdad?
JOSÉ LUIS VILLAR: (Ríe) ¡Eso sería un insulto!, ¡que me llames de usted!.
B. S.: ¡Fenomenal!. En estos momentos ¿te encuentras en excedencia también como letrado del Banco Hipotecario de España?. ¿Qué supone ello?, pues creo que también estás en excedencia en otros lares.
J.L.V.: Es que me aburría allí. No supone más que eso. Llegó un momento en mi vida en que tenía toda mi vida resuelta, y con motivo de una cena de un compañero y que le regalamos una bandeja firmada todo el mundo…, pues dije, - ¡yo no puedo acabar así! -, ¡a los 33 años!. Dejé de ir al banco…, no dije nada. Dejé de ir a la Seguridad Social…, y me fui a un despacho. Simplemente porque me aburría.
B. S.: De todas tus especialidades en Contratación pública, infraestructuras, servicios públicos, urbanismo, Inmobiliario, contencioso administrativo, responsabilidad de las Administraciones Públicas, sectores estratégicos, energía, estrategia en negociaciones, arbitrajes, etc… ¿Con cuál te manejas mejor?, o mejor dicho, ¿cuál te apasiona más?
J.L.V.: Cualquiera que tenga un problema que exija creación. Me gusta la creación. Odio lo rutinario.
En su despacho tiene un despliegue de guitarras variadas: española, acústica, eléctrica… Ahí, la creatividad le delata.
José Luis Villar con una de sus guitarras |
B. S.: Eres muy creativo.
J.L.V.: Sí. Además me gusta enfocarlo no sólo desde el derecho, sino desde la física, la antropología, la historia, la lógica…
B. S.: Como jurista, ¿qué significa para ti la situación judicial de España en estos momentos?
J.L.V.: Un caos… Hay dos jurisdicciones muy importantes, la jurisdicción penal que es la que tiene que enjuiciar tanto a los particulares como a los que tienen el poder y la jurisdicción contenciosa administrativa, que es la que tiene que fiscalizar la actuación de los poderes públicos. Bueno, pues la jurisdicción contencioso administrativa, en un porcentaje altísimo se dedica a defender por sistema al poder público, con lo cual está equivocada…, esos jueces y esos magistrados. Porque la ley no les impone defender a las administraciones sino el interés público, y está por ver, que el poder público responda al interés público. Por tanto, lo que tendrían que hacer es fiscalizar a ese poder público.
B. S.: ¿Conoces al Ministro Grande Marlasca?
J.L.V.: Creo que lo conocí…, hace muchos años. Cuando era un juez relativamente honesto.
(Habla sin filtros, sin anestesia)
B. S.: ¿El confinamiento que ha padecido España es legal desde el punto de vista jurídico?
J.L.V.: Yo creo que no, y así lo he manifestado en artículos, en post…, creo que se debiera haber decretado un estado de excepción que es lo que hace suspender los derechos fundamentales como el de la libertad.
B. S.: O sea, ¿crees que ha habido un estado de excepción encubierto?
J.L.V.: O sea, ha habido un estado de excepción encubierto bajo un estado de alarma. La diferencia sustancial es que en el estado de alarma no hay que rendir cuentas a Las Cortes y en el estado de excepción sí. Y el estado de excepción es mucho más corto en el tiempo y bajo ningún concepto podía haber sido extendido a seis meses como ha sido ahora.
B.S.: Bueno, anteriormente han sido unos tres meses y medio más o menos.
J.L.V.: Sí, pero con unas prórrogas de 15 días.
B. S.: ¿Y haciendo esas prórrogas sí se puede, digamos, mantener esa legalidad?
J.L.V.: ¡Sí, porque por lo menos interviene el Parlamento, dicen, - ¿es necesario o no es necesario prorrogarlo? -, y llegó un momento en el que ya no era necesario y decayó el estado de alarma. Claro, comerte todas esas prórrogas de un tirón con una prórroga de seis meses, eso me parece absolutamente ilegítimo.
B. S.: ¿Las medidas restringidas a los españoles son legales?
J.L.V.: Depende. Creo que hay muchas, muchas, muchas medidas que se están tomando, por comunidades autónomas por ejemplo, por el gobierno, que no son ajustadas a la legalidad. Lo que ocurre es que, ¿cómo se denuncia eso?, porque sólo lo puedes denunciar ante el Tribunal Constitucional, pero habida cuenta el tiempo que se toma el Tribunal Constitucional en dictar una resolución o una sentencia, para cuando la dicte, ya ha pasado la situación, y entonces, el único remedio que tienen francamente, es político, no jurídico. Un remedio eficaz, porque el remedio jurídico va a llegar tarde.
B. S.: ¿Crees que la situación que estamos viviendo ahora es más política que sanitaria como comentan tanto últimamente los medios?
J.L.V.: ¡Sí!
B. S.: ¿Por algún tipo de interés?
J.L.V.: Por un señor que es un maníaco compulsivo, un mentiroso compulsivo, que prometió que iba a hacer determinadas cosas, no las hizo. Prometió que no iba a pactar con quien luego pactó. Gracias a eso está sentado en la Moncloa y quiere perpetuarse en la Moncloa todo el tiempo posible, pasando por encima de todo.
B. S.: ¡Uf!... Volviendo a las restricciones de las cuáles te preguntaba. La policía al respecto, ¿obedece en todo momento órdenes legales?
J.L.V.: ¡No!. No obedece en todo momento a órdenes legales. Muchas de las órdenes que recibe no son legales y por consiguiente podría no acatar esas órdenes, incluso acatándolas podría incurrir en un delito. Está en el código penal.
B. S.: ¿Las consecuencias de que acaten órdenes ilegales?
J.L.V.: Las consecuencias…, yo creo que en este país, ninguna. En este país ya hay tanta ilegalidad marchando por la calle, que yo creo, dudo mucho, que tengan consecuencias legales. ¡Ninguna!
B. S.: O sea, un ciudadano de a pie en un momento dado, ¿no se puede defender ante una multa por ejemplo?
J.L.V.: Un ciudadano de a pie se puede defender. Por supuesto. Puede ir a un tribunal contencioso administrativo y acabar ganando. Yo creo que no hay excesivo problema en eso, salvo la actitud de determinados jueces a estar siempre de acuerdo con el poder. Es lo que te decía al principio.
B. S.: En un artículo del 2016 del Diario del Derecho, Manuel Trigo Chacón, también jurista, habla de manera muy preocupante, que en España los jueces ni siquiera pasen revisiones periódicas psicológicas, comparándolo con la mayoría de países europeos, pero también aludía a magistrados. ¿Esto es así?
J.L.V.: Creo que sí. Ni ningún examen de examen de renovación de conocimientos. En mi rama por ejemplo que es el Derecho Público, está constantemente mutando, cambiando. Las normas cambian con una velocidad tremenda. Bueno, pues los jueces tenían que estar al día de todas esas innovaciones jurídicas, como estamos los abogados y los juristas. ¡No están al día de todo eso!.
B.S.: ¿No se reciclan?
J.L.V.: Están muy obsoletos. Es muy raro el caso del juez que se auto recicla, porque tampoco se encarga la administración de crear cursos de formación para los jueces.
B.S.: En el mismo artículo de Manuel Trigo Chacón, habla de que España tiene la peor fama refiriéndose a la justicia.
J.L.V.: Una cosa son las leyes y otra son los jueces. Las leyes son las que dicta el parlamento y a veces el gobierno por decretos leyes, decretos legislativos. Los jueces analizan el caso concreto, que es lo que interesa al ciudadano, la justicia, es decir, cómo se aplica o no se aplica una determinada norma. Y yo creo que es muy importante el funcionamiento de la justicia. Yo ahora haría hincapié en ese punto.
B. S.: Una cosa es la justicia y otra cosa es la ley.
J.L.V.: Sí, claro. La ley es una previsión general y la justicia es la aplicación de esa previsión general para cada caso concreto.
B. S.: Tal y como lo explicas, da un poco de miedo ser español y vivir en España, ¿no?
J.L.V.: Hay que ser muy valiente para ser español y sobre todo para decirlo.
B. S.: Hace aproximadamente unos 50 años, dos prestigiosos psicólogos norteamericanos alertaron al gobierno de EEUU del aumento alarmante de la psicopatía, y que si no hacían algo para remediarlo, lo íbamos a estar pagando justo ahora, en las épocas actuales. ¿Crees que las leyes están justificadas y ajustadas a este peligro social que nos acecha?
J.L.V.: Si estamos al frente de un psicópata, como tú comprenderás, de psicópata para abajo, discípulos de psicópatas.
B. S.: Conforme a la psicopatía como peligro social, entonces, ¿las leyes están justificas y/o ajustadas a los tiempos que corren?
J.L.V.: No están ajustadas a los tiempos que corren. Más que eso, tampoco están realmente ajustadas a lo que dice la Constitución, y la prueba la tenemos en esos estados de alarma que han decretado donde se han pasado por el forro a la propia Constitución. El proyecto de ley de educación; se pasan por el forro que el español es la lengua oficial de toda España. En fin… Si quieres sigo, pero es más larga la lista de leyes que no son conformes a la Constitución, las últimas, que las que son conformes a la Constitución.
B. S.: ¿Qué reformas harías en la ley?
J.L.V.: Serán las leyes… Haría muchas. Me importa muchísimo el Poder Judicial. Reformaría el Consejo General del Poder Judicial, que fuesen elegidos, no por el Parlamento, sino por los propios jueces como estaba previsto al principio. Eso me parece esencial, ya que no pueden depender los jueces de una mayoría en el Congreso que representa además al gobierno, con lo cual los jueces, al final acaban dependiendo del gobierno. Me fío más de un juez individual que de un magistrado que forma parte de un tribunal, porque esos magistrados que forman parte de los tribunales son designados por ese Consejo del Poder Judicial, en donde a su vez interfiere el gobierno directa o indirectamente para elección de sus miembros.
B. S.: Dices que los abogados tenéis tres problemas, el cliente, el contrario y el juez… ¿Vivís de alguna manera en vilo?. ¿Cómo podéis sobrellevar tanta carga emocional?. O sea, ¿vivir?. ¿Es correcto aunque parezca broma?
J.L.V.: La palabra correcta es sinvivir. Vives en un sinvivir.
B. S.: Tiene que ser realmente muy vocacional ser abogado.
J.L.V.: Por completo. Como la medicina.
B. S.: Pero también los hay que no son vocacionales…
J.L.V.: … También, también… Hay malos abogados. El buen abogado se acuesta con el problema, se despierta con el problema y está pensando en el problema de forma inconsciente. ¿Sabes eso cómo funciona no?. Es decir, lo pones en la parte de atrás del cerebro y dejas que eso trabaje y de repente a las 3 de la madrugada, ¡te sale la idea!, pues te levantas, la anotas, o te mandas un mail, que es lo que hago yo y ya está.
B. S.: ¿Puedes definirme qué es empatía?
J.L.V.: Comprender la posición del otro, entre comillas, de cualquier otra persona que no seas tú y ponerte en su lugar.
B. S.: ¿Cómo te sientes ante un logro judicial?
J.L.V.: Lo celebro pero dura poco la alegría. Soy consciente de que luego vendrán tiempos amargos.
B. S.: ¿No lo saboreas entonces?
J.L.V.: Es un paladeo muy momentáneo.
B. S.: ¡¿Agridulce?!
J.L.V.: ¡Sí!, porque yo pienso que en realidad todos los temas que llevo, mi cliente tiene razón, por eso que hablábamos antes de los tres enemigos del abogado, que son en primer lugar, el cliente. Al cliente, tú no sabes lo que es sacarle la verdad a base de sesiones y sesiones y sesiones, y tienes que convencerle de que esto que pide, no lo va a conseguir. Entonces, como en mi despacho solo defendemos aquello en lo que creemos que tenemos razón, de ahí los disgustos cuando no nos dan la razón, porque ya hemos tenido que pelear con el cliente, tenemos que pelear con el abogado contrario y en el contencioso administrativo también tenemos que pelear también contra el juez.
B. S.: Digamos que también estás en una postura de policía, interrogando al cliente para que te cuente la verdad ¿no?
J.L.V.: Mas que interrogándole…, al cliente no le puedes hacer de policía, tienes que hacer de psicólogo. Tienes que sacárselo. Hacer que lo confiese, - pero bueno, esto que estás pidiendo ¿cómo lo voy a demostrar? -, -bueno…, eso… -. No, eso no. Lo que no pueda demostrar, no se pide, y entonces tienes que convencerlo de que eso es así.
B. S.: ¿Cuál es para ti la peor de las injusticias?
J.L.V.: El creer que haces justicia cuando cometes una injusticia.
B. S.: O sea, ¿defender a alguien que crees que no es justo?
J.L.V.: Si te estás refiriendo a la posición de abogado, a veces puede pasar. Que creas que no es justo, claro, el concepto de justicia es muy fuerte. En derecho público no se utiliza tanto la palabra justicia, como tener razón o no tener razón. Entonces, yo puedo, porque me lo pide el cliente, defender a un cliente porque lo que quiere por ejemplo es ganar tiempo. Entonces puedo defenderle con la convicción de que voy a perder y va a perder. Pero no me parece una posición injusta. Si tu pregunta es, si yo defendería a un violador, mi respuesta es no. Si estoy convencido de que efectivamente es un violador, que eso es otra cosa. O un maltratador de niños.
B. S.: ¿Convencido y con pruebas?
J.L.V.: Si yo estoy convencido de que es así, yo no le defiendo. Es el derecho que tengo como abogado a elegir a mi cliente.
B. S.: Por ejemplo, un asesino serial, un psicópata, un violador con pruebas, que estás viendo cómo está violando, ¿no lo defenderías?
J.L.V.: Yo no.
B. S.: ¿Y qué opinas de aquellos abogados, compañeros que sí los defienden?
J.L.V.: No me gusta opinar sobre la moral de otros que no conozco. Y menos de compañeros.
B. S.: Claro, es un caso de moral. En una entrevista con Don Marcos García-Montes, hablábamos sobre el problema de aquella gente que es imposible que se reinserten en la sociedad, gentes con mutaciones genéticas, aquellos que nacen, digámoslo así, defectuosos de fábrica, y que lamentablemente, no podrán ser reinsertados por tanto en sociedad. Yo le preguntaba, cuál sería la solución que contemplaba al respecto. Te hago la misma pregunta.
J.L.V.: Claro, es que Marcos se dedica a una especialidad que es el Derecho Penal.
B. S.: Claro. Y también es Criminólogo.
J.L.V.: Al Derecho Penal yo no me dedicaría nunca. Eso sí que tiene mucho que ver con lo justo e injusto. En mi especialidad es más lo razonable o no razonable. Y eso ya, admite más holgura que lo justo o lo injusto.
B. S.: En EEUU hay menores de 14 años que han cometido delitos de sangre o violaciones por ejemplo y son juzgados como adultos…
J.L.V.: ¡… y aquí recientemente!. Han asesinado a un tío de treinta y tantos años un grupo de menores y el que no llega ni a 14 años, ¡es que no pueden ni cogerlo!. Los de 16 van a salir con 5 años…
B. S.: ¿Crees que aquí en España se debería modificar la ley para que fueran juzgados también como adultos?
J.L.V.: Se deberían modificar muchas leyes. ¿No están pidiendo los podemitas que voten a los 16?. ¿Por qué no piden también la responsabilidad penal a los 16?. ¿No quieren el aborto libre de las mujeres a los 16?, pues también que pechen con las consecuencias. Tanto en lo bueno como en lo malo. Lo que no vale es sólo la parte que te convenga.
B. S.: Podemos pedía algo de sentido común que creo que no hace falta ser podemita para pedirlo. Pedían cerrar todos garitos de apuestas, de juegos, por lo que supone. Lo más llamativo es que en pleno confinamiento, cada dos por tres, publicitaban estos eventos. Estadísticamente, España está desbordada con las consecuencias…
J.L.V.: … además te diré, porque una de las casas de apuestas ha sido cliente nuestro. El cabreo que tenía era que todos sus competidores eran sociedades off shore, en paraísos fiscales, porque todo eso de las apuestas se hacen online. Y claro, ni pagan un put… impuesto, sólo recobran beneficios y la empresa española que hace la competencia con ellos la están friendo a impuestos. O sea, lo que debe haber es una regulación de que sólo puedes intervenir en un mercado interior o tú pagas impuestos en ese mercado interior.
B. S.: ¿Y los garitos físicos?. ¿los que están en la calle también están en paraísos fiscales?
J.L.V.: No lo sé. Sé que los de internet ¡sí!. Muchísimos.
B. S.: Pero, con la crisis económica latente ¿cómo es que hay cada vez más auge en esto?
J.L.V.: Pues porque hay cada vez más insensatos, que si tienen un euro, en vez de guardarlo lo apuestan. Es un tema complejo. Es un tema para estudiar bien a fondo por un comité de expertos de verdad, no de estos que crea el gobierno, que es un comité de amigos.
B. S.: ¿Tu mayor acierto?
J.L.V.: No dedicarme sólo al derecho. Decía mi padre, - el que sólo sabe Derecho, ni derecho sabe -. ¿Tú sabes mis lecturas en qué consisten?. Los libros que hay aquí son de Derecho, en mi casa apenas tengo tres libros de Derecho. Tengo libros de Física, tengo libros de Historia, tengo libros de Filosofía, tengo libros de Lingüística, tengo libros de Lógica, ¡pero no de Derecho!
B. S.: Se nota por tus escritos.
J.L.V.: Sí. Hablo de estructuras disipativas en el Derecho.
B. S.: ¿Tu mayor acierto?
J.L.V.: Dejar la función pública.
B. S.: O sea, ¿no volverías a ella?
J.L.V.: ¡No!. Salvo una cosa que siempre conservé, ser profesor. ¡Eso sí!. Me fui del departamento también. (Ríe) Porque me querían imponer el programa y yo dije que tenía libertad de cátedra.
B. S.: ¿Crees en la venganza?
J.L.V.: Si lo dices en términos abstractos ¡sí! , creo que existe venganza. Si lo dices respecto a mí…
B. S.: Lamentablemente, sabes que hay gente que se toma la justicia por su mano.
J.L.V.: Te voy a decir algo fuerte; a mí, si tocan a alguno de los míos, voy a por él.
José Luis Villar y B. Shields |
B. S.: ¿Tu caso más complejo?
J.L.V.: ¡Uf!, pues he tenido muchos. La verdad es que aquí, en este despacho afortunadamente llenamos el tramo de lo muy difícil a lo imposible. Entonces, casi te diría que casi todo lo que entra, es complejo.
B. S.: ¡Te gustan los retos, claro!
J.L.V.: ¡Sí!
B. S.: ¿Puedes nombrarme algunos de los casos más sonoros y más exitosos?
J.L.V.: ¡Uf!, no puedo sin permiso de los clientes. La verdad. Tengo casos muy sonoros como dices, y justamente por eso creo que no debo mencionarlos sin su permiso. Lo que sí te digo que son casos donde se han estado jugando millones y millones. Muchos millones. Casi todos los casos que llevo.
B. S.: Aunque pueda chocarte esta pregunta creo que es muy humana, ¿podrías definirme qué es para ti el amor?
J.LV.: Pues aquello que no se puede definir porque me estás hablando de un sentimiento. ¿Cómo defines el rojo?, ¿cómo defines el azul?, ¿cómo defines la poesía?... ¡El amor!... Te puedo hablar de frases hechas. Hay montones…, la entrega… El amor es un sentimiento, de dar más que de recibir.
B. S.: ¿Te llega a llenar o estás siempre insatisfecho?
J.L.V.: Acaba llenando. Además hay muchos amores en la vida. Muchas clases de amor. El amor de mis hijos o mis nietos o el amor que sigo teniendo a mis padres, ¡es tremendo!. Tan comparable o más como el amor a una pareja.
B. S.: ¿Y la pasión qué es?
J.L.V.: Pues también te diría que es posible que no sea sólo con una pareja, porque yo tengo auténtica pasión por mi padre.
B. S.: Defíneme a José Luis Villar Ezcurra.
J.L.V.: No puedo.
B. S.: ¿Por?
J.L.V.: Porque no me conozco lo suficiente.
B. S.: ¿No te sueles mirar mucho al espejo o qué?
J.L.V.: ¡No!. O sea, soy una persona llena de defectos. Sé que algunos no los tengo, pero no puedo enumerarte virtudes mías.
B. S.: Te he pedido que te definieras.
J.L.V.: José Luis Villar Ezcurra.
B. S.: Pero eso son nombres y apellidos sólo.
J.L.V.: ¡Sí!. Y solo lo tengo yo. Soy yo mismo. Si hay algo que me gusta de mí, de lo que estoy satisfecho es de no dejar de ser yo. Ni con reyes ni con mendigos. Da igual.
B. S.: Por mí hemos acabado. ¿Quieres añadir algo más?
J.L.V.: Que muchas gracias…
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