OBTUSO COMPULSIVO
Éste capítulo narra acontecimientos que hoy por hoy me lo tomo con cierto humor. Pero no podía callarme o eludir los hechos que voy a relatar a continuación.
Se me ocurrió ir al bar de Comisiones Obreras al cual me dirigí. Sólo fue entrar y los parroquianos que estaban allí huyeron despavoridos hacia la calle, no sé si por mi aspecto, la fama que había conseguido o porque fuera portador del tan oído coronavirus aunque entonces no existiera. La cosa es que me quedé solo en aquel antro. Me bebí una cerveza como los pavos y el que salió huyendo despavorido fui yo y nunca más volví a ese antro.
Al poco tiempo tuve que ir a la capital a realizar unos trámites para el Ayuntamiento y el Sr. Alcalde me ofreció “el coche oficial” conducido por un Policía Local que decía saber francés. Le pregunto aquello de “parlez vous français?” y a esto me responde que “!an piti pu!”, y le contesto: “¡très bien!”, a lo que me pregunta: “¿queee?”, a lo que le contesté que “nada”.
Yendo de viaje con uno de los autóctonos en un Renault 4L con barro hasta en el espejo retrovisor, de pronto nos vimos detrás de un camión cargado de pollos, yo le dije que lo adelantara y me contestó que si caía algún pollo del camión lo cogería y tendría para hacer arroz con pollo un par de veces, y así anduvimos unos pocos de kilómetros en segunda velocidad y siempre detrás del camión, con la mala suerte de que no cayó ningún pollo.
Siguiendo en este infierno, un día vinieron los técnicos del P.E.R. (Plan de Empleo Rural) a reunirse conmigo para un planteamiento del mismo. Yo no sabía que estas reuniones se celebraban en el pueblo de al lado y me explicaron que entre los señores del partido, el concejal de IU y el S.O.C. (Soy Obtuso Compulsivo), que luego pasaría a ser el S.A.T. (Soy Alérgico al Trabajo), boicoteaban estas reuniones.
Al hilo de esta cuestión, se me ocurrió traer a Técnicos del Ministerio de Agricultura para que dieran una charla sobre cooperativas y así paliar el desempleo de la zona. Los técnicos vinieron y además de explicar el sistema dijeron que existían multitud de subvenciones para ese fin. El Sr. Alcalde intervino al m.as bajo nivel y dijo que las cooperativas enriquecían a los ricos y empobrecían a los pobres. Se hizo un silencio absoluto como cuando dicen ante un silencio así que ha pasado un ángel. Continuaba la charla e intervine yo mismo para decir que existían varios túneles de líneas ferroviarias abandonadas que por sus condiciones de luz, humedad y temperatura eran idóneas para el cultivo de champiñones y que podría crearse una cooperativa por cada túnel. Entonces el asno del Alcalde (no es que el Alcalde tuviera un asno. Él mismo lo era) se levanta y dice: “Que trabajen los romanos que para eso tienen el pecho de lata”. Frase de mucha profundidad, llena de sentido y que provoca muchas dudas existenciales.
Otra “anécdota” digna de contar es que un buen día, un centenar de jornaleros de nada, es decir, que reivindican mucho lo de que el campo es para el que lo trabaja y no dan un palo al agua, iban, como no, con la bandera republicana y la de Andalucía. En esto, el dueño de una finca, “facha” por cierto, les ofreció las llaves de la nave de la finca donde había toda clase de tractores y aperos necesarios para trabajar la tierra. Se fueron a la finca pero lo cierto es que al día siguiente del centenar de jornaleros, iban de manifestación, sólo eran la mitad que el día anterior, y al tercer día, ni los de las banderas.
Así, al lector de Historia al que me referí antes, quien me pidió que le prestara un libro sobre la historia de España le dije: ” Vuestro lema es pon tu voto a trabajar, ¿no?”, a lo que me contestó que “sí”. Yo, muy serio, le dije que el que tenían que poner a trabajar es el “boto campero”. Con esto y algunas otras cosas más, mi fama de “facha” creció hasta el infinito o más allá.
¡AHÍ LO DEJO!
Por Aviador sin avío
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